2008-07-11 20:57:00 UTC
un lucero brilla en su frente.
La niña ya no es una niña,
su inocencia naufraga
en un mar de gris indeleble.
La niña teme a su mente,
y a lo que ella misma irradia.
¿Quién dijo que los fantasmas
son transparentes?
La niña,
de carne trémula,
es deseada y vapuleada.
No te fíes de su cuerpo,
de niña tierna..
y lengua hechizada.
La niña sufre en silencio,
no te entrometas en sus desvaríos;
la niña tiene a la noche
como compañera y testigo.
No tomes su mano blanca,
no confíes en sus intenciones.
En sus ojos ya no hay vendas,
y en sus dedos solo reproches.
La niña no es la misma niña
tierna en su bella infancia.
Sus juguetes yacen muertos
pudriéndose en su hamaca.
La niña tiene al mar
como único sendero cierto..
Sus héroes han caído todos
intoxicados entre pretextos.
Caerá en la nada más violenta
quién se atreva a verla siquiera...
quien la adore..
quien comprenda sus incoherencias.